Utilización ancestral
La rodiola también se conoce con los nombres de «raíz ártica», «raíz de oro» o «ginseng nórdico». Su nombre procede del olor sutil a rosa que desprenden los rizomas cortados. Su rizoma se utiliza desde hace siglos para aumentar la resistencia, curar los trastornos nerviosos y combatir la fatiga. En la medicina tradicional, la rodiola también se empleaba por sus virtudes tónicas y para combatir diversas infecciones1.
Botánica
La rodiola es una planta vivaz que presenta hojas lampiñas, de 1 a 4 cm de longitud, carnosas y dentadas. La rodiola es una planta muy resistente que crece hasta 4000 m de altitud en las montañas altas de Europa, Asia Central y América del Norte, y también en las regiones frías, como el Ártico. La parte subterránea forma un rizoma grueso, que puede pesar varios kilogramos y que desprende un olor que recuerda a la rosa2.

Propiedades
El rizoma de la rodiola se distingue por sus acciones sobre numerosos sistemas: protege el hígado3 y el corazón4,5, modula la inmunidad, regula ciertas hormonas6, inhibe el desarrollo del cáncer7,8 y los comportamientos adictivos9, mejora el rendimiento físico y actúa positivamente sobre el sistema nervioso central.
La rodiola mejora especialmente la capacidad intelectual10,11, favorece la adaptación limitando los efectos del estrés y protege de las enfermedades neurodegenerativas12,13.
También actúa como antidepresivo y ansiolítico14,15,16,17, disminuye la fatiga y mejora la adaptación al esfuerzo18,19.
Indicaciones
- Trastornos de la adaptación con ansiedad
- Depresión leve a moderada
- Comportamientos adictivos
- Riesgo de enfermedades degenerativas
- Preparación para una prueba física o deportiva
- Recuperación después de un esfuerzo físico
Posibles asociaciones
Rodiola + guaraná:
Dificultad de adaptación ante un acontecimiento estresante puntual con impacto sobre la vitalidad y la moral, fatiga intelectual

Precauciones de empleo
Contraindicada en la mujer embarazada o lactante, en las personas bipolares y en caso de hipersensibilidad a las sustancias activas. Si se administra una dosis inadecuada, puede producir agitación e irritabilidad.