La microbiota, que protege la vagina de los microorganismos responsables de diversas infecciones, se modifica a lo largo de la vida de la mujer.
¿Qué ocurre en la menopausia?
La concentración de estrógenos disminuye, lo cual puede provocar una sequedad de la mucosa vaginal. Este trastorno hormonal da lugar a una modificación de la composición de la microbiota vaginal, sobre todo debido a la disminución de la población de lactobacilos. ¡Después de la menopausia, la microbiota vaginal contiene de 10 a 100 veces menos lactobacilos que durante el periodo de procreación!1
Ahora bien, los lactobacilos permiten establecer un entorno ácido antimicrobiano. Su disminución produce un aumento del pH; cuanto más aumenta el pH, menos ácido es el medio y más básico se vuelve:
Esta modificación del pH expone al medio vaginal a una colonización por microorganismos patógenos. Esto puede conducir a un aumento de la sensibilidad a las infecciones ginecológicas y a las enfermedades de transmisión sexual (ETS).
¿Cuál puede ser el interés de los probióticos?
En varios estudios, se observa que una suplementación con probióticos en la mujer menopáusica, por vía oral o vaginal, permite establecer concentraciones normales de lactobacilos en la microbiota vaginal. El pH se reduce y la adhesión de las bacterias patógenas disminuye. La vía vaginal permite una recolonización directa de la vagina, mientras que la vía oral conduce finalmente a un enriquecimiento del recto en lactobacilos, importante porque el recto es el reservorio bacteriano natural de la vagina4. Por lo tanto, los probióticos podrían ayudar a restablecer el equilibrio de la microbiota vaginal y mejorar globalmente la calidad de vida de las mujeres menopáusicas.
