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Su salud en la vida cotidiana

Síndrome del intestino irritable: reconocer los signos

Comprender mejor las características de este síndrome y los medios de atenuar los síntomas.

El intestino irritable: un trastorno digestivo con múltiples nombres

Colonopatía funcional, síndrome del colon irritable… Actualmente, el término de síndrome del intestino irritable es el más utilizado para designar este trastorno digestivo, porque engloba el intestino delgado y el colon. Nombres diferentes para una patología que todavía es poco conocida, pero que afectaría al diez a veinte por ciento de la población mundial1 y motivaría un tercio de las consultas de los gastroenterólogos. El síndrome del intestino irritable afecta más a las mujeres que a los hombres.

Síndrome del colon irritable: explicaciones anatómicas

En este síndrome, el intestino se vuelve hipersensible y presenta una actividad irregular.
La pared del intestino, tanto si se trata del intestino delgado como del colon, se compone de diferentes capas en las que hay células musculares y neuronas que permiten la contracción de la pared intestinal y, por lo tanto, el avance de los alimentos en la luz intestinal.

 

Estructura del intestino

intestino

En el caso del síndrome del intestino irritable, la actividad de las fibras musculares está alterada:
-    Las fibras se contraen y se relajan con demasiada rapidez, lo cual aumenta la velocidad del tránsito. Esto impide la correcta reabsorción del agua presente en el bolo alimenticio: se produce entonces un episodio de diarrea.

Y/o:

-    Las fibras tardan más tiempo en contraerse o se contraen de manera más lenta de lo normal. Esto genera una ralentización del tránsito que puede dar lugar a un episodio de estreñimiento.
Las personas que padecen un SII (síndrome del intestino irritable) alternan periodos de crisis y periodos de calma. Los periodos de crisis se caracterizan por un estreñimiento, una diarrea o una alternancia de ambos.
Esta irregularidad en la actividad de la pared intestinal también da lugar a la acumulación de gas, que genera hinchazón, retortijones y dolor abdominal.

El diagnóstico del síndrome del intestino irritable

El diagnóstico del SII se basa en una consulta clínica, que permite elaborar un perfil característico que reúne varios síntomas.
Los pruebas adicionales, como el análisis de sangre o la colonoscopia, pueden descartar otras enfermedades, como la enfermedad de Crohn, pero no permiten el diagnóstico de un SII.
El diagnóstico de la enfermedad se basa en un proceso de búsqueda de causas y efectos, basados en los síntomas que se establecen gradualmente. Estos síntomas se clasifican según los criterios de Roma IV, establecidos por la Fundación de Roma, un organismo estadounidense independiente de investigación en gastroenterología.
Según los criterios de Roma IV, el diagnóstico se establece cuando el paciente presenta un dolor abdominal recurrente, al menos una vez a la semana durante los tres últimos meses y al menos dos de los siguientes criterios:

  • Dolor durante la defecación
  • Cambio de frecuencia de las deposiciones
  • Cambio de forma (apariencia) de las deposiciones

Estos criterios deben manifestarse durante los 3 últimos meses, con la aparición de síntomas al menos 6 meses antes del diagnóstico.
Son posibles otros síntomas, como las repercusiones psicológicas, la fatiga o la irritabilidad.
De hecho, el SII puede tener un impacto considerable sobre la calidad de vida de los pacientes.
Sin embargo, ningún estudio ha demostrado hasta el momento una relación entre el SII y el desarrollo de un cáncer de colon.

Las causas del síndrome del intestino irritable

Las causas del SII todavía se desconocen. En la actualidad, se están estudiando varias hipótesis, como la posible alteración de la permeabilidad de la pared intestinal, aumentando la permeabilidad, lo que conduciría a una alteración de la actividad de las neuronas localizadas en la pared intestinal y, por lo tanto, de las células musculares.
Según esta hipótesis, entran en juego dos fenómenos:

  • El desequilibrio de la microbiota intestinal

La microbiota intestinal desempeña un papel clave en el buen funcionamiento del intestino (véase el estudio). Al adherirse a la pared intestinal, las bacterias modulan las funciones de las diferentes células del intestino, en especial las que aseguran la permeabilidad (células epiteliales).
En caso de disbiosis, es decir, en caso de desequilibrio de la microbiota intestinal, la permeabilidad de la pared disminuye y se favorece una hiperpermeabilidad intestinal que altera el funcionamiento de las células presentes en la pared, sobre todo las neuronas.

  • Un mal funcionamiento de las neuronas que controlan las contracciones del intestino

El intestino tiene cerca de 200 millones de neuronas, es decir, tantas como la médula espinal. Estas neuronas permiten la contracción de las células musculares del intestino. Por lo tanto una alteración del funcionamiento de estas neuronas podría tener un impacto sobre la motricidad del intestino, que podría dar lugar a diarrea y/o estreñimiento, como se ha comentado anteriormente.

¿Qué se puede hacer en caso de síndrome del intestino irritable?

La ayuda en caso de SII consiste en un auténtico enfoque personalizado que reúne varios parámetros:

  • Reglas higiénico-dietéticas
  • Educación terapéutica
  • Utilización de cepas probióticas como solución nutricional

Las reglas higiénico-dietéticas dependen de cada individuo, pero existen grandes constantes: la gestión del estrés, la identificación de los alimentos que desencadenan los síntomas (sensibilidad a los edulcorantes, a la lactosa…) o también el modelo alimentario de protección digestiva, que consiste en dejar el intestino en reposo limitando ciertos alimentos durante unos meses.
La toma de glutamina, un aminoácido que desempeña un papel importante en el mantenimiento de la integridad de la pared intestinal, también puede ser interesante en caso de hiperpermeabilidad intestinal (véase el estudio).

Para recordar

  • El SII consiste en una hipersensibilidad del intestino.
  • El diagnóstico de SII se establece sobre la base de varios criterios: dolor abdominal recurrente, dolor durante la defecación, cambio de frecuencia de las deposiciones, cambio en la forma (apariencia) de las deposiciones.
  • El acompañamiento consiste principalmente en unas reglas higiénico-dietéticas, así como en la toma de probióticos como solución nutricional.

¿Quién puede aconsejarte?

Según tu estado fisiológico, puedes pedir consejo a un farmacéutico o consultar a un médico formado en microbiotas, micronutrición y fitoterapia.

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