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1000 jours

La emergencia de la microbiota del bebé: importancia de los 1000 días

Découvrez toutes les explications du Dr Mosca, pédiatre service de gastro-entérologie et nutrition pédiatrique de l'Hôpital universitaire Robert Debré, AP-HP (Paris), sur l'importance des 1000 jours pour la femme et le bébé. 

Dr Mosca, pediatra del Servicio de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital Universitario Robert Debré AP-HP (París), nos presenta la importancia de la implantación de la microbiota intestinal desde el nacimiento, así como las soluciones para favorecer su buen desarrollo.

 

Conviene saber que, cuando el bebé nace, se produce un segundo nacimiento al mismo tiempo: es el nacimiento de su microbiota, que en realidad consiste en la aparición de un auténtico ecosistema intestinal.

Se supone que, mientras vive en el vientre de su madre, el bebé no está, propiamente hablando, colonizado por bacterias, no hay bacterias en él, pero, en cuanto sale, una explosión de bacterias acuden a colonizarlo, tanto en el tubo digestivo como en la piel y en muchos órganos.

Por lo tanto, es realmente en el momento del parto y del nacimiento cuando empieza la implantación de este ecosistema.
Así que el concepto de los 1000 primeros días es muy interesante, porque cada vez se tienen más pruebas científicas que inducen a pensar que, durante este periodo, lo que ocurre en el entorno del bebé tendrá una influencia en su vida futura.

Entonces, ¿qué son estos 1000 primeros días?

En realidad, empiezan en el momento de la concepción y llegan hasta los 2 años del bebé. Por lo tanto, el entorno del bebé, en esta época, depende a la vez del estado de sus padres en el momento de la concepción, de lo que ocurre durante el embarazo y desde el inicio de su vida; todo esto es muy importante para la microbiota intestinal, porque se ha dicho que la microbiota intestinal nace en el momento del nacimiento del niño, pero nace bajo muchas influencias y, en especial, está alimentada por la microbiota de la madre. De esta manera, una microbiota intestinal se transmite de generación en generación. Así pues, lo que ocurre mucho antes del nacimiento del bebé es fundamental para la implantación de la microbiota al nacer.

Cuando hablamos de mucho antes del nacimiento, nos referimos incluso a después del cromañón, porque la microbiota se hereda de generación en generación a lo largo de decenas de miles de años y sabemos que actualmente se transmite una microbiota mucho menos rica y mucho menos diversificada de lo que era hace varios cientos y miles de años. Y evidentemente, como podemos imaginar, esto ocurre sobre todo en las últimas decenas o centenas de años, en las que nuestro modo de vida ha cambiado radicalmente con la difusión de las prácticas de higiene, con la difusión de los antibióticos, etc.

Hemos visto que la microbiota es muy, muy diferente en el bebé que nace en la actualidad con respecto a hace unas decenas o centenas de años. Por ejemplo, se ha demostrado claramente que las heces de los recién nacidos que nacen hoy son menos ácidas que las heces de los niños que nacían hace 100 años.

¿Por qué son menos ácidas? Pues porque, en su microbiota, hay menos bifidobacterias, que utilizan la lactosa de la leche, el azúcar de la leche, para fabricar ácido láctico, que acidifica las heces.
Por lo tanto, esta menor acidificación de las heces del recién nacido indica la evolución de la microbiota intestinal del recién nacido a través de las generaciones.

¿Cuales son los amigos de un correcto desarrollo de la microbiota intestinal?

Cuando el niño nace, su microbiota está sometida a todo lo que forma parte de su entorno. Lo primero que influye sobre su microbiota intestinal es la vía del nacimiento.
Sabemos que los niños que nacen por cesárea tienen una microbiota diferente de los niños que nacen por vía vaginal y también sabemos que esta influencia sobre la microbiota persiste al menos durante los primeros meses de vida del bebé.

Después, la manera de alimentarlo desde el inicio influirá mucho en su microbiota intestinal. Esquemáticamente, hay niños que reciben leche materna y niños alimentados con biberón, y sabemos que, en la leche de la madre, existen factores potentes que influyen sobre la microbiota del bebé, en especial los oligosacáridos de la leche materna.

Los oligosacáridos de la leche materna son nutrientes que la madre da a su bebé, que no alimentan al niño, sino que alimentan solo a la microbiota del bebé. Por lo tanto, la madre, cuando da de mamar, alimenta al bebé y a la microbiota del bebé de manera simultánea, lo cual tiene una gran influencia sobre la composición de la microbiota del bebé, puesto que la enriquece con bifidobacterias.

¿Y los enemigos?

Lo que tiene una influencia digamos que negativa sobre la implantación de la microbiota intestinal serán, en especial, los medicamentos que pueda recibir el bebé, en primer lugar los antibióticos, que, por supuesto, son absolutamente necesarios y vitales en un gran número de casos para el bebé, pero que tienen el efecto indeseable de modificar y alterar el establecimiento de la microbiota del bebé. Sabemos que, cuanto más pronto se dan estos antibióticos en la vida, más se repiten, y cuanto mayor es su espectro, más efectos a largo plazo tienen sobre la salud del bebé.

¿Cómo influye la microbiota de la madre durante el embarazo en la microbiota del futuro niño?

Se ha demostrado que, a priori, el niño en el vientre de la madre no está colonizado por bacterias, pero esto no significa que la microbiota de la madre no influya sobre la salud del bebé.

En primer lugar, durante el nacimiento, la madre transmite las primeras especies bacterianas que colonizarán al bebé; la madre es la que se las transmite. Cuanto más rica y diversificada sea la microbiota de la madre, mejor será la implantación de la microbiota en el bebé.En especial, hemos observado que el aumento de la progesterona, una hormona segregada al final del embarazo en la madre, enriquece su microbiota en bifidobacterias para transmitirlas al bebé, lo cual es muy beneficioso.

En segundo lugar, suponemos que, durante el embarazo, algunas partes de las bacterias que están en el intestino de la madre se muestran, se presentan al feto con objeto de educar su sistema inmunitario y acostumbrarlo a vivir después en un mundo mayoritariamente dominado por las bacterias, que es el nuestro.

En tercer lugar, las bacterias del vientre de la madre producen metabolitos que cruzan la placenta y contribuyen también a educar al sistema inmunitario y al sistema metabólico del bebé.

¿Cuáles pueden ser las repercusiones de la formación de una microbiota "débil" sobre la salud futura del niño y del adulto?

Sabemos actualmente que existen numerosas enfermedades asociadas a un desequilibrio de la microbiota intestinal, que se llama disbiosis.

Al nacer, la microbiota empieza a establecerse y, por lo tanto, a partir de este momento se puede ver qué dirección toma. Al establecerse, la microbiota puede tomar una dirección que conduzca hacia una microbiota estable resiliente y asociada a una buena salud, o bien puede volverse disbiótica, es decir, puede conferir al niño y al adulto joven una mayor susceptibilidad a desarrollar cierto número de enfermedades.

Estamos hablando de enfermedades del sistema inmunitario como las enfermedades inflamatorias del intestino, la enfermedad de Crohn, la rectocolitis hemorrágica, las alergias, la diabetes de tipo 1 o enfermedades como la obesidad y la diabetes de tipo 2. Todas estas enfermedades tienen como punto en común que son multifactoriales, es decir que no tienen una sola causa, sino varias causas, y la orientación de la microbiota intestinal a partir del nacimiento puede ser una de las causas de aparición de estas enfermedades.

Consejos de salud

Ya que la madre transmite su microbiota al bebé, es esencial que tenga una microbiota lo más rica y diversificada posible.
Para ello, el mejor consejo es, ante todo, una alimentación rica y diversificada.
¿Por qué? Porque la microbiota se alimenta de los residuos, de lo que no digerimos,
por eso, cuanto más variada sea la alimentación, mayor será la variedad de nutrientes que lleguen al intestino y que podrán alimentar a bacterias muy diferentes.

Las bacterias diferentes tienen funciones diferentes; por eso, para tener un máximo de funciones posibles en la microbiota, lo mejor es diversificar mucho la alimentación.

Otro consejo que se puede dar es intentar evitar al máximo los medicamentos que no sean absolutamente indispensables. Por supuesto, si un médico prescribe un medicamento indispensable, hay que tomarlo, pero sobre todo los antibióticos y los inhibidores de la bomba de protones,
y casi todos los medicamentos, influyen sobre la microbiota intestinal, así que reducir al máximo los medicamentos es importante para proteger la microbiota intestinal. Las sociedades científicas, en especial la de alergología, recomiendan dar probióticos durante el embarazo.

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