Es posible actuar sobre la microbiota intestinal por diferentes medios, entre ellos los tres siguientes:
El consumo de fibras
Numerosos estudios indican que las fibras (fibra de trigo, leguminosas...) favorecen el desarrollo de especies bacterianas beneficiosas para el organismo. Las fibras refuerzan también los efectos de movilidad del intestino, lo cual ayuda a hacer avanzar los alimentos más rápidamente y, de esta manera, evita que las heces se sequen demasiado. Un tipo de fibra, llamado fibra insoluble, ayuda especialmente a retener el agua, para aumentar y facilitar la evacuación.
El consumo de prebióticos
Los prebióticos son sustancias no digeribles que ayudan a ciertas bacterias presentes de forma natural en el intestino a desarrollarse, como los lactobacilos y las bifidobacterias, reconocidas como beneficiosas para la salud. Algunos prebióticos también aceleran la progresión de los alimentos a lo largo del intestino y el colon.
Los probióticos
Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se aportan en cantidad suficiente y continua, actúan positivamente sobre la salud.
Algunos probióticos han demostrado resultados beneficiosos en los pacientes que presentan estreñimiento, lo cual los convierte en una solución alternativa cada vez más utilizada.
Muchos estudios demuestran que la toma de probióticos aumenta significativamente el número semanal de deposiciones. [1]
Las cepas que se consideran más beneficiosas para el estreñimiento pertenecen a los géneros Bifidobacterium y Lactobacillus[2]. La eficacia de los probióticos puede reforzarse mediante la toma simultánea de prebióticos, en cuyo caso se habla de simbióticos.
Están en curso otros estudios sobre los probióticos y sus acciones fisiológicas.