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Volver a la temática Inmunidad/fatiga

Fatiga: hacerle frente gracias a ciertos micronutrientes

Todos estamos sujetos a la fatiga en diversos grados. Pasajera, crónica, muscular, intelectual... No le faltan adjetivos. Y con razón, porque constituye uno de los motivos más frecuentes de consulta en medicina general. Para enfrentarse a ella, es esencial identificar el tipo de fatiga que se siente y utilizar los beneficios de ciertos micronutrientes. 

¿Qué es la fatiga?

La fatiga se define como una sensación de agotamiento y una disminución de las fuerzas del organismo más o menos importante y de duración variable. Se experimenta después de un esfuerzo físico o mental suficiente y desaparece después de un periodo de reposo1. Puede ser consecuencia del aburrimiento o de una reducción de la motivación. Sin embargo, la Sociedad Científica de Medicina General2 considera la siguiente definición:  

La fatiga es un síntoma que resulta de un desequilibrio entre lo que debe realizarse y lo que puede serlo3

La fatiga: un síntoma inespecífico 

La fatiga es un concepto subjetivo que puede adquirir diferentes aspectos en función de su intensidad o de su causa:

Fatiga según su intensidad

  • Puede tratarse de una pérdida de energía puntual que el reposo puede compensar. Esta fatiga es normal después de un esfuerzo o de una jornada cargada. 
  • Se habla de astenia cuando persiste anormalmente, se acompaña de una sensación de lasitud prolongada y no cede con el reposo. A menudo, es la expresión de un estado patológico que requiere un estudio médico profundo.

 Fatiga según la causa

  • La fatiga puede ser consecuencia de enfermedades (cáncer, infecciones, trastornos hormonales, neurológicos o digestivos, causas psíquicas…). 
  • Puede ser física, es decir, consecuencia de un esfuerzo. Corresponde a «¡me apetece pero no puedo!». 
  • También puede ser mental y ser la consecuencia de un modo de vida estresante (preocupaciones cotidianas, problemas domésticos, obligaciones sociales/profesionales, etc.). Corresponde a «¡puedo pero no me apetece!». 

La fatiga crónica se distingue de los tipos de fatiga presentados al lado porque es una enfermedad neurológica de pleno derecho.

Corresponde a una fatiga que evoluciona desde al menos 6 meses sin causa claramente identificada y en la que los déficits de micronutrientes a menudo están implicados. Su diagnóstico es complejo y su tratamiento, multidisciplinario. 

Un aporte óptimo de magnesio, hierro y coenzima Q10, en especial, es importante para evitar la fatiga y sus consecuencias.

El magnesio :

El magnesio interviene en más de 300 reacciones químicas en el organismo, participa, sobre todo: 

  • En la transformación de los azúcares y las grasas en energía utilizable por las células, en especial por las células musculares. 
  • En la transmisión del influjo nervioso. 
  • En la síntesis de catecolaminas. 

Un déficit de magnesio produce, en especial, una disminución de la energía disponible para los músculos, por lo tanto, una gran fatigabilidad al esfuerzo, con mayor riesgo de pérdida de fuerza, calambres o espasmos.

El hierro :

Este mineral es necesario para el transporte de oxígeno y la producción de energía, pero también para la síntesis de neurotransmisores, como las catecolaminas. Los efectos de la anemia son bien conocidos, pero el déficit de hierro también puede producir una reducción de la capacidad física en el esfuerzo y una disminución del rendimiento intelectual4.

La coenzima Q10 :

La coenzima Q10 interviene en la mitocondria, auténtico «pulmón de la célula», para asegurar la producción de energía. También es un potente antioxidante. Una disfunción o saturación de la respiración celular alterará la producción de energía y producirá a largo plazo fatiga muscular. La dificultad de producir un esfuerzo podría ser un signo de déficit de coenzima Q10.

Nuestros consejos nutricionales 

Estas son las principales fuentes alimentarias de los micronutrientes imprescindibles para evitar la fatiga:

Magnesio langostinos, arroz y pan integrales, fruta y verdura fresca, fruta y verdura seca, chocolate con leche o negro...
Hierro morcilla, hígado, berberechos, carne roja, huevos, lentejas, guisantes majados, garbanzos...
Coenzima Q10 carne y pescado

Fatiga, ¿cuándo consultar? 

Si la fatiga es consecuencia de una situación inhabitual, a priori es lógica y puede ceder con una alimentación y un sueño de calidad.
Sin embargo, si se experimenta en un contexto habitual y no mejora después de 3 semanas, durante las cuales se ha privilegiado el descanso y la alimentación bien equilibrada, entonces es muy recomendable consultar al médico.
Su profesional de la salud podría investigar e identificar las causas de esta fatiga, proponer un tratamiento adaptado a los eventuales síntomas asociados y corregir, si es necesario, su situación micronutricional.

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