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Estrés, ¡desaparece!
El ritmo de vida frenético, los trabajos psicológica y físicamente exigentes y las relaciones interpersonales complicadas son solo algunos de los acontecimientos cotidianos que pueden derivar en altos niveles de estrés. Sin embargo, ¿cuándo nos damos cuenta de que hemos cruzado la línea?
Las manifestaciones del estrés no solo pueden ser muy diferentes entre sí, sino que también pueden evolucionar hacia trastornos crónicos que parecen situarse en los polos opuestos del espectro: el trastorno del estado de ánimo y la ansiedad.
Por lo tanto, es muy importante identificar la sintomatología que acompaña a un problema de estrés crónico para poder intervenir de forma selectiva.