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L’importance des fibres pour un microbiote en bonne santé
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Importancia de las fibras para una microbiota sana

La microbiota intestinal está compuesta por 10 billones1  de bacterias, que evolucionan en el interior del tubo digestivo. Los prebióticos alimentan a las bacterias que favorecen una microbiota intestinal sana. Para mantener un buen equilibrio, una alimentación rica en fibras permite asegurar este aporte de prebióticos, pero también producir otros compuestos, como los ácidos grasos de cadena corta, que tienen efectos beneficiosos sobre el ecosistema intestinal. Vamos a descubrir cómo actúan las fibras y qué papel tienen los ácidos grasos de cadena corta.

De las fibras alimentarias a la producción de ácidos grasos de cadena corta

Las fibras alimentarias están constituidas por un encadenamiento de moléculas de azúcares (llamados polisacáridos) que el organismo humano no puede digerir ni absorber. Por lo tanto, avanzan sin cambios por el aparato digestivo alto y resisten los diferentes procesos de degradación de la digestión (acción de los jugos gástricos, liberación de enzimas digestivas...). Cuando llegan al intestino, entran en contacto con las bacterias de la microbiota, que cada vez están más representadas a medida que avanzan hacia el colon. Las bacterias intestinales son capaces de digerir las fibras alimentarias.

Esta digestión produce compuestos beneficiosos para el organismo, como los ácidos grasos de cadena corta (AGCC): el butirato, el acetato y el propionato. También reciben el nombre de posbióticos.

Prebioticos

Los AGCC se absorben rápidamente y contribuyen al metabolismo energético del organismo, en particular, el de las células epiteliales del colon, que tienen como papel principal la asimilación del agua y los electrólitos. Los posbióticos permiten, en especial, recuperar la energía (representan del 5 al 15 % de las necesidades calóricas totales del ser humano) a partir de las fibras alimentarias que no se han digerido en el intestino delgado. En efecto, los nutrientes absorbidos sirven, sobre todo, para producir energía en forma de moléculas de ATP, presentes en todas las células y necesarias para la transferencia de energía.

Intestino grueso

Los ácidos grasos de cadena corta generalmente se producen a razón de alrededor del 60 % de acetato, el 20 % de propionato y el 20 % de butirato. La producción de AGCC varía en función del tipo, la cantidad y la composición de las fibras alimentarias disponibles, así como de la composición y el funcionamiento de la microbiota intestinal4.

Entre los tres AGCC, el butirato se distingue debido a los efectos beneficiosos que aporta al organismo.

Aunque se produce en menor cantidad que el acetato, el butirato se absorbe en cantidad suficiente para desempeñar un papel importante en la señalización celular. En efecto, a partir de una sola molécula, el butirato estimula a las células endocrinas del intestino, lo cual desencadena la producción de hormonas específicas y, de esta manera, actúa sobre numerosas funciones del organismo.

Butirato, un posbiótico con numerosos efectos beneficiosos

Entre los tres AGCC, el butirato es la principal fuente energética de las células epiteliales del colon. Influye sobre un amplio abanico de funciones celulares relacionadas con el colon y la salud.
El butirato permite regular la barrera intestinal y desempeña un papel en la saciedad y el estrés oxidativo2. Estudios recientes3 4 han señalado los efectos beneficiosos del butirato sobre el ecosistema intestinal. Uno de ellos ha puesto en evidencia que una reducción de la producción de butirato puede asociarse a cierto número de enfermedades inflamatorias y funcionales, como el síndrome del intestino irritable y la enfermedad de Crohn5.

Finalmente, investigaciones recientes han resaltado el impacto del butirato sobre el cerebro a través del eje cerebro-intestino2 y sobre los tejidos y los órganos periféricos, como el hígado, el músculo esquelético y el tejido adiposo.

Algunos complementos alimentarios a base de butirato permiten restablecer concentraciones adecuadas de butirato y, de esta manera, contribuyen al mantenimiento de un buen funcionamiento intestinal. También podrían tener efectos beneficiosos en ciertas enfermedades digestivas6.

¿Qué fibras hay que privilegiar para mantener el equilibrio de la microbiota intestinal?

La producción de AGCC varía según los tipos de fibras y la composición de la microbiota.

que fibras privilegiar

Las fibras insolubles (por ejemplo, la celulosa) tienen una fermentabilidad relativamente baja, pero se asocian a un aumento de las heces y a una reducción del tiempo de tránsito del colon. Las fibras solubles son altamente fermentables y, por lo tanto, generan mayores cantidades de butirato en el colon.

¿Cómo aportar 30 g de fibras al día con la alimentación?

Cómo aportar 30 g de fibras al día con la alimentación

Un consumo insuficiente de fibras da lugar a una menor producción de AGCC y puede ser el origen de disbiosis intestinales y enfermedades crónicas. Un aporte de 30 g de fibras al día es satisfactorio para permitir que el organismo produzca AGCC y asegurar el buen funcionamiento de la microbiota intestinal. Estas fibras nutren favorablemente a las bacterias y, por ello, les permiten producir AGCC. Estos últimos, en especial el butirato, tienen un papel esencial en la prevención de las disbiosis intestinales, la inflamación de las mucosas, la hiperpermeabilidad y los desequilibrios inmunitarios.