Diferentes elementos pueden permitirnos sospechar que está recibiendo agresiones o se ha alterado.
En primer lugar, trastornos digestivos (dolor abdominal, incomodidad, hinchazón, trastornos del tránsito...) o infecciosos (infecciones ORL, broncopulmonares, urinarias, vaginales...), directamente relacionados con las funciones digestivas/metabólicas e inmunitarias de la microbiota. Pero también otros numerosos signos, puesto que la microbiota intestinal interfiere a múltiples niveles con nuestro bienestar y nuestro estado de salud: alergias, ansiedad, trastornos del humor, trastornos del sueño, migraña...
Inflamación y disbiosis
Actualmente, podemos medir el grado de inflamación digestiva determinando la concentración de ciertos marcadores y, por otra parte, se evalúa en enfermedades como el síndrome del intestino irritable o las EICI (enfermedades inflamatorias crónicas del intestino).
También se empieza a medir el grado de disbiosis determinando la concentración de ciertas moléculas fabricadas por las bacterias, como los ácidos grasos de cadena corta, que parecen tener efectos beneficiosos sobre la salud, o bien evaluando el tipo de bacterias que predomina en la microbiota, algunas de las cuales tienen un papel beneficioso, mientras que otras son más bien «proinflamatorias» .
El principal factor que desempeña un papel primordial en este equilibrio es la alimentación.
Si bien una alimentación de tipo mediterránea se conoce desde hace tiempo por sus efectos beneficiosos sobre la salud, hace poco se ha demostrado que simplemente influye sobre la implantación de una flora bacteriana beneficiosa, en especial gracias a su riqueza en fibra (fruta y verdura fresca, cereales y legumbres) y en nutrientes prebióticos.
Pero esto no es todo; si no podemos suprimir todos los factores potencialmente dañinos para nuestra microbiota, por ejemplo ciertos medicamentos necesarios para nuestra salud, podemos actuar e intentar controlar algunos de ellos: el estrés crónico o mal gestionado, la falta de sueño, los contaminantes, el tabaco, el alcohol, las drogas, etc.
A la inversa, los estudios demuestran que la actividad física podría regular la microbiota intestinal de manera beneficiosa.
Fuentes:
- Didier Chos (2018) Prenons le pouvoir sur notre santé Vers une médecine sur mesure. Editions Solar.
- Gabriel Perlemuter, Anne-Marie Cassard (2016) Les bactéries, des amies qui vous veulent du bien. Editions Solar.
- Dossiers d’information Inserm, Microbiote intestinal (https://www.inserm.fr/dossier/microbiote-intestinal-flore-intestinale/).
- Dossier de prensa INRA (2017) Microbiote, la révolution intestinale (http://presse.inra.fr/Dossiers-de-presse/Microbiote-la-revolution-intestinale).
- Journal du CNRS (2014) Microbiote: des bactéries qui nous veulent du bien (https://lejournal.cnrs.fr/articles/microbiote-des-bacteries-qui-nous-veulent-du-bien).
- Frédéric Barbut, Francisca Joly. Le microbiote intestinal : équilibre et dysbiose. HEPATO-GASTRO et Oncologie digestive, vol. 17 n° 6, novembre-décembre 2010 (
- C Landman, E Quévrain. Le microbiote intestinal : description, rôle et implication physiopathologique. La Revue de médecine interne (2016) 37 : 418-423 (http://acces.ens-lyon.fr/acces/thematiques/immunite-et-vaccination/ressources-logicielles/college/un-modele-de-microbiote-intestinal-1/pdf/1-s2-0-s0248866315011273-main.pdf).
- J.M. Bohbot, Vaginose bactérienne, 2007, Mise à jour en Gynécologie Obstétrique du Collège National des Gynécologues et Obstétriciens Français.
- Bruyère et al (2013) Les traitements anti-infectieux non médicamenteux en urologie Prog Urol, 23, 15, 1357-1364 (https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1166708713006684).
- Prebióticos: compuestos no digeribles que, a través de su metabolización por las bacterias intestinales, modulan la composición y/o la actividad de estas últimas y, de esta manera, confieren un beneficio fisiológico al organismo.
- Probióticos: microorganismos vivos que, consumidos en cantidades adecuadas, son beneficiosos para la salud.